Ser un laico Marista vocacionado implica una respuesta consciente y comprometida a la llamada de vivir el carisma marista desde la vida laical. Esto significa que los laicos, inspirados por la espiritualidad de San Marcelino Champagnat, asumen el rol de evangelizadores y educadores, promoviendo la fraternidad, la solidaridad y el servicio. Un laico vocacionado no solo colabora con los Hermanos Maristas, sino que encarna los valores maristas en su vida diaria, en su entorno familiar, profesional y comunitario, siendo un testimonio vivo del amor de Dios.
El proceso para llegar a ser un laico vocacionado generalmente incluye un profundo discernimiento personal, la formación en la espiritualidad marista, y un compromiso visible con la misión de educar a los jóvenes, especialmente a los más vulnerables. Los laicos maristas vocacionados no son simplemente colaboradores, sino que viven la espiritualidad de una manera transformadora, contribuyendo activamente a la construcción de un mundo más justo y solidario, según el espíritu de Champagnat.
Este compromiso incluye la formación continua en los valores maristas, la participación en retiros y actividades espirituales, y la creación de una red de apoyo entre laicos y Hermanos Maristas para fortalecer el carisma compartido. Además, los laicos vocacionados son embajadores del carisma marista en sus familias, trabajos y comunidades, actuando como agentes de cambio que promueven la justicia, la paz, y el amor.
¿Qué hace un laico marista vocacionado?
Pasos para ser Laico Vocacionado
Te compartimos una guía gráfica del «Itinerario vocacional», que son los pasos de formación para víncularse como Laico Marista