La vida laical surge, al igual que toda vocación cristiana, de la respuesta personal al encuentro con el Dios de Jesús, quien nos ama infinitamente. Hoy, en esta celebración en la que nos hemos congregado más de 140 laicos, ha quedado más que claro al reunir tantas manifestaciones del carisma marista: si bien hay mucha diversidad, todas ellas nos conducen al mismo propósito, que es conectarnos con el amor incondicional de Dios y servir a nuestros hermanos, a los Montagne de hoy. Todos estamos inspirados por el mismo hombre, Marcelino Champagnat, y contamos con la compañía y guía de Nuestra Buena Madre, modelo y primera discípula.
Tenemos plena conciencia de que, como laicos, estamos llamados a servir, motivar, ser parte de la historia del sueño de nuestro fundador y descubrir nuestra propia misión para seguir contribuyendo al reino de Dios. Agradecemos la valiosa y cercana presencia del Hermano Joao Carlos Do Prado, Consejero General, quien nos sitúa en el contexto global del instituto y nos inspira en nuestro camino.
Hoy, los laicos de Guatemala damos gracias por formar parte de este movimiento, que nos invita a crecer y nos impulsa a través del Espíritu Santo.
Heidy Gómez
Equipo Animador del Movimiento de la Familia Champagnat, Guatemala
